Porqué estamos así. Porqué cada uno siguió con su vida.
Se me vienen a la mente promesas secretas que uno hace, que uno se dice y le dice al otro. Tratos implícitos sin sentido que se regalan. Y no solo ahora, esas cosas se hicieron siempre. "No es el momento" "Quiero estar con vos pero ahora no puedo" "Hablemos más adelante".
Y cuando es más adelante, como es ahora, te das cuenta cómo te costaba irte de ese lugar. Cuánto te costaba dejar de encontrarte a vos mismo en ese lugar que eras, ese lugar que a veces todavía no dejas. Porque vos creías que eras eso, y es verdad. Pero, ¿Sabes qué?, también sos esto que te pasa ahora.
Esto que no tiene nada que ver con eso que supuestamente creías que querías, con lo que te prometías que significaba una relación. O si, claro, claro que eso es una relación. Pero de repente te das cuenta que existen otras maneras de relacionarte con las personas. Y obvio, con los hombres.
Ahora que estamos siguiendo nuestros caminos, y que definitivamente nuestros caminos no son el mismo. Nos veo a esta distancia y pienso que es hasta gracioso que no tengamos más de cinco fotos juntos. ¿Será que no queríamos ningún otro registro de esos tiempos que no sea el de nuestra memoria?. ¿Será que ya sabíamos que por ahí no era y no queríamos dejar rastros de haber estado en ese lugar?.
Ya no me da bronca haberme querido tan poco, aunque si, a veces si. Lo que más recuerdo es eso. Esa dinámica: -no te vayas, quedate- .Y eso nunca sirve. O sirve, si, solo por un rato. Ese mismo rato que todos juegan ese juego. Y se termina cuando uno de los dos juega a otra cosa. El tema es que entre nosotros todo parecía un juego. Había algo que nunca dejó de ser un juego. Al menos eso es lo que yo hacía conmigo. Jugaba a que ese papel me pertenecía. Me perteneció tanto que mi cuerpo ya me había avisado que no, pero insistí. Insistí casi todo el tiempo que duró nuestra relación. Hasta que de repente, aunque no haya sido de repente me corrí.
Desde ese día nunca más volvimos a encontrarnos. Quizás quisimos pretender que sí, un par de días. Pero era inminente que no tenía sentido. Que en realidad habíamos querido que tenga sentido siempre. Era casi un capricho. Bueno, si, lo era.
Ahora, de nuevo, viéndolo a la distancia. Agradezco que nuestros caminos no sean el mismo. Me agradezco a mí por creer que también podía hacer otra cosa. Y la verdad es que agradezco también todo lo que estuviste y más agradezco todo lo que no estuviste. Quizás, si hubieras estado presente más tiempo seguiríamos juntos. Y la verdad es que nos gustaba más la idea de lo que queríamos ser que lo que eramos. A veces pienso que eso es lo que hizo que estuviéramos tanto tiempo juntos. La idea de lo que nos hubiera gustado. Y las ideas a veces son más difíciles de dejar que las personas.
Y agradezco que me hayas dejado antes como persona que como idea. Yo también me di cuenta que ya había estado bien así.
Ahora, que estamos con otras personas. No te voy a mentir igual que me chocó un poco ver que te querían. O a mi ego le chocó un poco, da igual.
Pero la verdad que nos merecíamos esto. Un montón.
Y te agradezco que nos hayamos acompañado en lo que al menos para mí, significa un lugar al que nunca quiero volver. Gracias por eso y gracias por todo.
Ahora que me quiero un poco más pude ver lo poco que me quería. Y me imagino que vos también.
Me parece que la historia continúa ahora. Que estamos separados y estamos mejor que cuando estabamos juntos. Y que estamos mejor estando con otras personas.
Te cuento, si es que querés saber, y sino lo vas a saber igual por seguir leyendo esto.
Conocí un hombre hermoso, hermoso. Quizás no es mucho mi estilo de hombre o al menos no lo era.
Pero si la verdad te deseara algo, sería que por favor sientas cómo es que alguien te mire así (y mirar así).
Que sientas todo el tiempo lo hermoso que es que estén presentes (y estar presente), que te amen (y amar), que te busquen (buscar y dejarte buscar) , que respondan de la misma manera o mejor a las cosas preciosas que podés decir.
Que puedas de verdad compartir el tiempo con una persona y sea simple. Fácil. Divertido. Hermoso. Y que sientas que querés hacer todo con esa persona. Y que encima, lo hagas. Que proyectes cosas y empieces a hacerlas realmente. Que no entiendas quién carajo sos porque te perdes ochenta horas en una mirada, en una caricia, en una palabra, en una mirada. Si, ya se que lo dije dos veces.
Me cuesta un poco todavía, no te voy a mentir, creo que a veces es demasiado bueno para mí. Pero al carajo.
Cuando me entrego es una cosa, como él dice, mágica. Y la verdad que me parece que no estamos acostumbrados a la magia. A entregarnos a que en realidad eso nos maneja a nosotros y nosotros no decidimos nada. Si, solo decidimos si quedarnos ahí o no.
Así que si en algún momento te lo dije, ahora te quiero decir que no me esperes, porque nunca más voy a volver.
Gracias por todo lo que nos dimos y por lo que no.
Gracias a todo eso también estoy acá.
(y te lo digo con lágrimas en los ojos. Si, me emociona un poco.)
Acá si que me quedo.