Ese dia ya no me parecías tan lindo.
Pensé.
La belleza nada tiene que ver con lo físico. Son los ojos que miran.
Y no es la objetividad de esos ojos. Es lo que queda de ellos cuando ya paso todo.
Me hacia tan feliz la felicidad.
Ahora la otra soy yo, me decía a mi misma.
¿pero de que servía pensarlo?
Otra o no otra ya no era nada.
Tantas preguntas sin respuestas. Y tantas preguntas sin tener nadie que responda.
Es como volver al principio. Hablar con uno mismo.
Amarse a uno mismo. Imposible.
Se que nunca ame a nadie realmente, no puedo.
Soy todavía demasiado egoísta para dar algo sin pedir devolución.
No se amar. No se hacer bien.
Es la destrucción lo que tengo que sacar primero pero solo queda el silencio.
Ojalá fuera eso. Ansío el dia en que quede muda y no pueda ya pensar en palabras.
Que me olvide como conjugar los verbos, los sujetos y predicados.
Soy el predicado del sujeto tácito.
No tengo lugar en esta oración. O al menos ninguno visible. Un lugar todavía por descubrir. Que no tiene comienzo ni fin definidos.
Es algo parecido al arco iris después de la lluvia. Nadie lo espera y no todos lo quieren.
Porque para que haya arco iris primero tiene que llover y no todos soportan eso.
Es algo superficialmente colorido y bello que no tiene espacio.
Algo intocable sin entendimiento. Algo que aparece cuando nadie lo imagina.
Eso lo vuelve misterioso y extravagante. Pero ¿que hay detrás de ese arco iris? ¿o adelante, o al costado de él?. ¿Que hay de algo de lo que nadie puede ser parte?.
Es algo casi invisible. Que muere por llamar la atención de los personajes de esta tierra.
Para solo al menos quedar en un instante en sus memorias y ser recordado para siempre.
Eso es.
Lo que queda en la memoria después de la destrucción de toda evidencia existente.
Que en cualquier momento puede reaparecer y en el siguiente segundo ser olvidado para siempre.
La incertidumbre.
Los estímulos a los que estamos acostumbrados.
Como a llegar a casa y prender la luz.
Ese momento ya automático, incalculable del dia.
Cuando ya no somos nosotros mismos. Y es esa energía la que nos mueve y rodea.
Somos ya parte de ella. Todo esto es energía.
Esa energía invisible pero innegable. Que hace que todo cambie de un instante para otro sin darnos cuenta.
Hace que nos desconozcamos.
Que encontremos la verdadera funcionalidad del espejo. No esa superficial que nos enseñaron.
Como mirarnos como nos queda esa ropa o como lavarnos los dientes sin mancharnos los pies.
Esa funcionalidad que nadie nos dice ni enseña.
Y que no todos están dispuestos a descubrir.