completo desconocido. Te saludo como si no te conociera que de hecho es así. En este momento no conozco nada, ni siquiera lo que hay dentro mío.
Hay una fuerza invencible y por momentos inmanejable. Esa fuerza es súbdita y mortal. Amante y asesina.
Esta en el medio de algo que no tiene principio ni fin.
Que no tiene nada. Que no es de nadie. Completamente vacía y nula se pasea de la sala al comedor.
Como una naranja. Eso es lo que es.
La naranja se vuelve gris de a poco. Enteramente oscura y eternamente sombría.
Es un desafío no olvidar que primero fue naranja. No se si de nuevo conoceré su dulce sabor en mis labios.
O si ese ácido particular me traerá las heridas olvidadas.